Abri mi corazon como
hacia tiempo no lo abria, y le hable con franqueza sobre mi mismo. Lo hice
tomandome todo el tiempo del mundo, con la lentitud de un pedazo de hielo que
va derritiendose. Le conte que mas o menos preservaba mi modo de vida. Pero que
no conseguia ir a ninguna parte. Envejecia sin llegar a nada. Le conte que no
era capaz de amar de verdad a nadie. Que habia perdido esa sacudida en el
corazon. Que ya no sabia lo que era importante. Pero me involucraba a fondo en
cosas nimias, y que eso no servia de nada. Que tenia la sensacion de que mi
cuerpo se anquilosaba. Que todo se iba agarrotando, del hueso a los tejidos. Y
eso me daba miedo. Y que me costaba conectarme a este lugar, este lugar del que
yo sentia que formaba parte.
"Hare lo
posible para que logres atarte a algo" - dijo-. "Ignoro si
funcionara. No creo que disponga del mismo poder de antes. Ni siquiera se hasta
que punto podre ayudarte. Hare lo que este en mis manos. Pero es posible que,
aunque funcione, no llegues a ser feliz. En ese sentido, no te garantizo nada.
Puede que en el otro mundo ya no haya lugar para ti. No te prometo nada. No
obstante, como dijiste antes, da la impresión de que te has endurecido. Y lo que se endurece nunca vuelve a ser como antes.
Ya no eres tan joven."
"Y que hago
yo?"
"Tu has perdido
muchas cosas, cientos de cosas valiosas. No se trata de buscar culpables. El
problema es que, cada vez que has perdido algo, has abandonado cosas que se
hallaban prendidas a ese algo. Eran como una especie de señal. No debiste
hacerlo. Abandonaste incluso cosas que te convenia conservar. Al hacerlo te has
ido desgastando. ¿Por qué? ¿Por qué crees que lo hiciste?"
"No lo se"
"Quizas era
inevitable. Cosas del destino, o algo asi. No se como expresarlo…"
"Propensiones?",
apunte.
"Eso es.
Propensiones. Creo que, aunque volvieras a empezar, al final acabarias haciendo
lo mismo. Es una propension. Y rebasado cierto punto, ya no hay marcha atrás.
Es demasiado tarde. En eso no puedo ayudarte. Lo unico que puedo hacer es
vigilar este lugar y conectar cosas. Nada mas."
"Y que hago
yo?" - Insisti.
"Te he dicho ya
antes que hare lo que pueda. Me cuidare de que no haya ningun problema con tu
conexión" - dijo el hombre. "Pero con eso no basta. Tu tambien tienes
que hacer todo lo que puedas. Quedarse sentado pensando no conduce a ninguna
parte. Te das cuenta?"
"Si",
conteste. "Entonces, que diablos hago?"
"Baila",
dijo el hombre. "No dejes de bailar mientras suena la musica. Lo
entiendes? Baila, no dejes de bailar. En realidad, no significa nada. Si te
pones a pensar, las piernas se detienen. Y si eso sucediera, no podria hacer
nada para ayudarte. Tu conexión desapareceria. Para siempre. Entonces ya solo
podrias vivir en este mundo. Te verias arrastrado desde aquel mundo a este
mundo. Asi que no permitas que tus piernas se detengan. Por muy ridiculo que te
parezca, no dejes de bailar. Lograras que lo que ya esta endurecido empiece a
distenderse. Todavia deberias estar a tiempo. Utiliza todos tus recursos. Echa
el resto. No tienes nada que temer. Estas cansado, lo se. Cansado y asustado. A
todos nos sucede. A veces sentimos que todo es un gran error. Y entonces las
piernas se detienen."
Alce la mirada y
observe la sombra proyectada en la pared.
"Pero no queda
mas remedio que bailar", prosiguio el hombre. "Y hacerlo lo mejor que
puedas. Deslumbrando a todos. Si lo haces asi, quizas pueda ayudarte. Asi que
baila, baila mientras no cese la musica".
(Haruki Murakami)